lunes, 7 de mayo de 2012

¿Quién mato a Norma Jean?



¿Quién mato a Norma Jean?
“Marilyn Monroe fue como un burdel abarrotado”

“Este trabajo lo publique en 1999 hoy quiero dedicárselo a mi hija Myrtha una excelente escritora y una excepcional hija”


Por Dr. Carlos Vicente Torrealba

Norma Jean Baker logró su metamorfosis a Marilyn Monroe gracia a su belleza física y su provocadora frivolidad,  terminando en el más grande  sex-symbol de la cultura anglosajona.

Siempre recordare esa tarde de primavera, cuando mi abuela materna doña Nina Paz de Pantoja me obsequio un interesante libro de fotografía sobre Marilyn Monroe, “Eine Biographie von Norman Mailer”; apenas contaba con 12 años y mi afición por la fotografía era ya conocida por mi abuela, esta fue quizás su gran motivación. Con el tiempo releyendo y observando el libro, pude darme cuenta que esta hermosa Marilyn era mas que una linda fotografía, era en verdad, el icono de la suerte y la desgracia con un toque de dolor y amor. Ella no tuvo la suerte de saber quien fue su padre y su madre, ya que Gladys estuvo siempre en un manico mio.
 Norma Jean Baker, es el nombre de pila por decir de la mujer que conquisto el mundo a través de la pantalla, rebautizada como Marilyn Monroe. Vivió entre una pesadilla y un sueño; ya que desde niña fue recogida por caridad en diver sos hogares adoptivos, a los que el estado de California subvencionaba con veinte dó lares mensuales, y en mucho de esto, esta niña era violada.
 Marilyn Monroe a estado en nuestras casas sea en fotografías, en pósters, en la televisión o en alguna otra forma; en 1962, año en que se quitó, supuestamente la vida con una sobredosis, y dos horas después, según los informes del FBI, llamo insistentemente a la Casa Blanca reclamando unos fragmentos de afecto.
Esta mujer fue nostalgia y alegría a la vez; fue una estrella vulnerable y la fuerza de la pasión; fue la diosa incomprendida que se fue muriendo mientras le nacían las arrugas del tiempo. Será recordada por generaciones envuelta en una sabana roja y semi desnuda, o con los vuelos de una falda de un radiante vestido blanco, alzada por el vien to tan fugas como inesperado;  igual que cuando aun  sien­do niña, mataron a su pe rro Tippy, tal trauma le hizo perder la voz  traducida a lo largo en una insuperable tartamudez. Fue violada con tan solo nueve años por un hombre no identificado, que pasaba por ser un amigo de la casa, aunque siempre sé a pensado que fue uno de sus eventuales padrastros. Los amores de su vida fueron sus tres esposos, James Dougherty, un tipo grandullón que acabó co mo policía retirado; Joe Di Maggio, un deportista que en fermó de celos hasta conver tir su matrimonio en un in fierno, y por último, Arthur Miller, el venerado intelectual, el dramaturgo íntegro e inclemente, al que se aferró con desesperación hasta sucumbir a la lo cura. Hoy en día, muchos investigadores piensan que la frágil Marilyn tuvo la desgracia de que jugaran con sus sentimientos hombres como Frank Sinatra o Robert Kennedy; quizás, como ella misma declaró con su supuesta y deslumbrante superficialidad »El sexo es una parte de la na turaleza, y yo estoy del lado de la naturaleza» Su franqueza fue siempre la causa de sus desgracias, tanto como el fracaso de sus matrimonios y de la incomodidad que provocaba entre los poderosos de Hollywood. Con James Dougherty, ini cia una relación en 1942 que concluiría abruptamente cuatro años después; Pero durante esos años de inicio de su carrera se convierte en modelo profesional, posando para fotografías destinadas a la propa ganda del ejército que la hizo catapultar a la popularidad. Con  diecinueve años, Earl Moran, muy inteligentemente le realizo las famosas fotografías semi desnuda, que luego utilizó para pintar uno extraordinarios pasteles para calendarios, haciendo estrago para la época. Un  16 de agosto de 1946 cambia su nombre por el de Marilyn Monroe, y nace una estrella que poco después Tom Kelley la fotografía des nuda sobre fondo rojo, confeccionando una ima gen emblemática de la historia del erotismo, siendo el primer afiche desplegable de la revista Play Bey.También por aquellos años se rodaron pelícu las de Marilyn desnuda, pero éstas permane cieron secretas y ocultas durante más de cua renta años, hasta que por fin, fueron desenterradas en 1990 y que pudimos ver en la semana de Marilyn Monroe en la universidad de Florida. Pudiéndose observar nuevamente, su cuerpo frágil, sensual, precoz, festivo, apoteósico, su cuerpo de todos y a la vez de nadie; como diría un buen llanero como mi padre “ella no era por naturaleza una mujer para un solo hombre”. De algún modo su cuerpo era mis terioso, ha desafiado el tiempo, ha resucitado en la misma forma en que vivió para tantos millo nes de espectadores.
Marilyn fue la gran intérprete de comedias de los años cincuenta: el irresistible objeto del de seo, que recibía una ráfaga de sifón en sus re dondas nalgas en Me siento rejuvenecer de Howard Hawks, en 1952; Esa parte de su anato mía que también quedaba atascada en el ojo de buey de un barco en Los caballeros las prefieren rubias de Howard Hawks en 1953. En Cómo casarse con un millonario de Jean Negulesco, en 1953, realiza su papel de tonta fenomenal, ambiciosa y miope; Quizás en el fondo como era ella; pero es en La tentación vive arriba de Billy Wilder, en 1955, donde su arrolladora naturaleza erótica se convierte en mito perdurable en es cenas tan famosas, como aquella en que un eventual torbellino desnuda sus piernas o en una, que siempre me llamo la atención, donde  se ve que refrescar su ropa in terior en la nevera.
Billy Wilder también dirigió a Marilyn en Con faldas y a lo loco, donde intervenía Toni Curtís; El cual declaró luego malcriada o estúpidamente que “besar a la Monroe era como besar a Hitler” siempre he pensado que esta frase proviene mas del gay (marico) que del actor.  Por el contrario, el director justificó los continuos re trasos con que llegaba al trabajo la estrella, comportamiento que al convertirse en habi tual, fue ganándole toda suerte de enemista des: “Llegaba muchas veces tarde al rodaje, pe ro no porque se le pegaran las sábanas... Era por que debía forzarse a sí misma a presentarse en el estudio... Se sentía trastornada emocionalmente todo el tiempo...” declaraba el director. Durante el rodaje de El multimillonario (1960), Marilyn tuvo un ro mance con el protagonista, Jves Montand, quien estaba casado por entonces con la actriz Simone Signoret. De hecho, las relaciones de la estrella con Arthur Miller, con quien había contraído matrimonio en 1956, estaban malograda, aunque el dramaturgo preparaba un cínico guión para éxito de su esposa, The Misfits (Vidas rebeldes), que dirigiría John Huston.
Esta seria la película más accidentada de todas cuantas rodó Marilyn, desgarrada por su divorcio, que se hizo efectivo en enero de 1961. La operadora del film era una tal Jnge Morath, que se casó con Arthur Miller en febrero del año siguiente. Antes incluso de rodar el primer pla no, el film fue atacado por la prensa a causa de su argumento progresista. Todos las saetas fueron proyectadas violentamente contra Marilyn que había sido ingresada en un psiquiátrico a finales de 1960 y a quien incluso se llegó a acusar de la muerte de Clark Gable, acaecida inmediatamente después del final del rodaje.
Marilyn muy trastornada, solitaria, dejaría incompleto un film de Georg Cukor, una comedia musical con Cyd Chariss y Dean Martin que debía titularse Something Got to Give donde aparecía Marilyn desnuda bañándose en una piscina. Esta escena llegó a rodarse, y las fotografías que la muestran poniéndose un albornoz azul se han hecho justamente célebres luego de que Marilyn ca yera de repente en el abismo de la realidad, viéndose arrastrada por el torbellino del vacío, truncándose inesperadamente en pesadilla.  Fue en una cáli da noche de agosto, donde la diosa de los deseos, aquella frágil y angustiada mujer que había contestado a un periodista que sólo se ponía Chanel número 5 para dormir, destrozo al mundo con la imaginada y siniestra imagen de su cadáver desnudo, sin vida, en una cama que todos los hombres y algunas pocas mujeres siempre desearon estar.
El cantautor Bob Dylan denunció su suicidio, al que la indujo el desamor y la fatídica maquinaria burdelesca hollywo odense, en una inolvidable canción: “¿Quién mató a Norma Jean? ‘Yo’, respondió la ciudad, ‘Como deber cívico, yo maté a Norma Jean”

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