LA SEXUALIDAD Y EL DOLOR
por Carlos Vicente Torrealba
Muchas personas hablan hoy en día de las relaciones toxicas, y estas en verdad existen, pero muy pocos hablan de los elementos extra parejas que la excitan, motivan y multiplican.
Hay parejas, que por más problemas que existan son sólidas y esto se debe que ambos pueden visualizar esos elementos perturbadores. Pero hay otras que no ven con claridad esos elementos o peor aún saben que existe, pero no hacen nada por evitarlo, su miedo paralizante o conveniente se lo impide.
Saben amigos, el mayor dolor en la sexualidad no es una penetración dolorosa para ella o para él; no es un dolor punzante en un testículo, no son los senos que duelan antes de la menstruación. El mayor dolor en el ejercicio de la sexualidad es cuando las emociones, los sentimientos son perturbados por otros y cuando esto te trastornan el deseo.
Se dice que el deseo es una pulsión que nos inclina irremediablemente hacia un objetivo irracional, o quizá más racional de lo que parece. Para algunos estudiosos, el deseo es la causa del sufrimiento mismo y su aniquilación, el secreto de la felicidad.
El deseo podría interpretarse como la pulsión de vida (Eros), la cual tiende a la creatividad. Esta fuerza inspiradora se contrapone con la pulsión de muerte. En este sentido, existe una suerte de equilibrio entre ambas pulsiones. La angustia de muerte podría originarse en el temor de no poder satisfacer el deseo, lo cual nos define como sujetos finitos y esta finitud se manifiesta en una pulsión interna.
El gran dolor en las parejas está sin duda alguna en el campo de las emociones y más si es por causas de la intromisión de otros que suelen hacer estragos, empezando por el deseo y atacando los lazos afectivos que han surgidos entre la pareja.
El único antídoto para el dolor es saber quien es uno y quien es la pareja.
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