miércoles, 20 de mayo de 2015

¿Orgasmo Vaginal, un Mito?



¿Orgasmo Vaginal, un Mito?
                                                                                                     Por Carlos Vicente Torrealba 
Twitter: @cartorrealba

Todavía hoy, muchos creen que todos los orgasmos femeninos tienen su origen en la estimulación del clítoris y que no existe tal cosa del orgasmo vaginal. Esta negación ha sido difundida en todos los niveles causando lamentablemente estudios erróneos de tres investigadores connotados de la sexualidad Humana.
Alfred Kinsey en el año 1950 junto a sus investigadores, realizaron un estudio para saber qué partes de los genitales femeninos eran más sensibles a la estimulación sexual. Probaron con más de 800 mujeres teniendo como meta acariciar ligeramente dieciséis puntos erógenos incluyendo el clítoris, los labios mayores y menores, la vagina y el cérvix. Sin embargo, la vagina, en particular el área del punto G que algunos dicen y debaten ¡si existe o no! aun cuando yo mantengo que sí se siente, debido a que esta zona responde a la presión profunda y no a la caricia ligera. Kinsey y sus investigadores concluyen en un error señalando que el clítoris si es sensible y la vagina no. En 1953 Kinsey dijo "la vagina está relativamente carente de terminaciones nerviosas" y ridiculizó como si fuera un semidiós la extraordinaria noción del "orgasmo vaginal".

Los Investigadores William Masters y Virginia Johnson tan solo una década después, concluyeron sus primeros estudio sobre el tema, no sé aún porque motivo hicieron un gran esfuerzo en enterrar la vagina para siempre. Quizás se deba a que basaron su investigación en el informe de Kinsey, erróneamente concluyendo que la estimulación del clítoris era la única fuente de placer sexual en los genitales femeninos. Pienso que la vida sexual de esta pareja debió ser sumamente aburrida sin imaginación para concluir en tan gravísimo error.
La súper mujer Shere Hite, una feminista que refleja su profundo odio a los hombres escribió en 1968 el famoso “Hite Report” en el cual atacó la importancia de la vagina en la satisfacción sexual femenina. Para ella el clítoris es el centro del universo, y tiene la enorme irresponsabilidad de concluir que “Todas las sensaciones están basadas en el clítoris”. A la señora Hite como que jamás le besaron los senos ni, recibió caricias en el resto de su cuerpo. Claro, hay que entender que Hiter era una fanática feminista obsesiva y su función vital era por todos los medios deshacer el poder potencial de los hombres para brindar placer a las mujeres, ya que un pene o unos dedos no harían ninguna diferencia en la satisfacción sexual de una mujer.
Lo curioso es cuando sale la publicación de “Hite Report” en el 68 en EEUU y Europa grupos o mejor dicho bandas de mujeres frígidas, frustradas, y envidiosas se montaron en el vagón feminista para señalar que ellas nunca habían llegado al clímax con la penetración sola y que siempre era el clítoris la vía para su orgasmo. Hubo todo un movimiento para la época tanto político, cultural, social y hasta económico que hostigó para que se señalara que no podía existir algo como el orgasmo vaginal. Afortunadamente fallaron en admitir que su falta de orgasmos vaginales era más probablemente a causa del tamaño inadecuado del pene de sus esposos o más bien la falta de destrezas y estamina (resistencia) en ellos.
Cuando examinamos las proclamas de ese movimiento feminista y su profundo odio hacia los hombres, donde señalaban “que nada que vaya adentro de la vagina es por definición anti-feminista”. Esta mujeres al tiempo se dieron cuenta que las verdaderas anti-feministas eran ellas mismas, porque es exactamente el placer vaginal de una mujer lo que les da el poder sobre los hombres.
Es bueno señalar que Kinsey y la pareja Masters-Johnson fueron extremadamente importantes para dar a la sexualidad su estatus merecido. Sus errores acerca del orgasmo vaginal están fuera de toda proporción al aporte que ellos dieron. Lo lamentable es que hoy en día algunos sexólogos basan su conocimiento exclusivamente en la investigación de Kinsey y Masters-Johnson y siguen señalando que el orgasmo vagina es un mito

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