Cuando
apartarse ese es el mayor poder
Por Carlos Vicente Torrealba
Twitter: @cartorrealba
Como un hombre o una mujer puede saber cuándo terminar una relación, ya sea ésta de muchos años o tan sólo de unos pocos. Para mi punto de vista, la mujer casi siempre lleva una delantera pues es ella la que elige generalmente estar con un hombre y hacer de éste su pareja, en el pensamiento popular en Guayana hay una frase que sentencia “el hombre propone y la mujer dispone”. Si una mujer no quiere estar con alguien sencillamente no lo está en condiciones normales.
La mayoría de los hombres insisten pues es parte de su
instinto, pero el hombre casi siempre terminará si hay otra la mujer, mientras
que la mujer no le es precisamente importante ese otro para terminar una
relación. Ahora ambos tienen un poder y es quizás el mayor poder de ambos.
Este poder no está en la seducción tanto del hombre
como de la mujer, tampoco en el poder de controlar una relación menos en las
frases elegantes seductoras y de doble sentidos de ambos. El poder más grande
que ambos tienen es el de saber apartarse a tiempo de una mala y hostil
relación. Para mi punto de vista los hombres y mujeres que se sienten
necesitados con su pareja es el resultado de una falta de deseo por romper con
esta ya sea por compromisos económicos, sociales, políticos o la perturbadora y
engañosa costumbre sin contar la incertidumbre de un mañana solo.
Generalmente lo que hace dispara ese poder es cuando
ya están convencido de que su pareja es una mentirosa o mentiroso para tapar su
infidelidad crónica o patológica muchas veces causada por el mal de los siglos
que es el abuso del alcohol.
Muchos que activan ese poder, suelen ser personas que
han probado con todo para salvar la relación pero sigue ese sufrimiento ya que
una de ellos no quieren reconocer su mal y se ven obligados a tomar una
decisión. Esta decisión la suelen tomar al preparase mentalmente para terminar
con esa relación. Que siempre será con su pareja jamás con los hijos si los
hay. Ellos están convencido en no querer seguir viviendo un infierno
aparentando ese falso paraíso.
Sabemos que las sociedades en crisis prolongadas
suelen ser tan hipócrita porque es esto precisamente lo que acelera las crisis
de valores a tal punto que la sociedad se vuelve cómplice de sus propios males.
Yo no he ido a la primera fiesta de quince años que los padres no hagan el
mayor de los esfuerzos por complacer a los invitados y algunos de estos no haya
opinado en forma negativa de la reunión que le dio de comer, tomar, bailar y de
paso robarse el sobrado de la botella. Con una sociedad así, no vale la pena
sacrificar su felicidad, de allí que las causas para activar el poder de
apretarse sea la primera de todas no querer sufrir más, lamentablemente algunos
seudos eruditos de la violencia intrafamiliar todavía creen que esta es golpe e
insultos pero la mayor violencia es la psicológica esa quizás no mata de un
solo golpe pero produce muertos en vida.