sábado, 17 de agosto de 2013

La locura de llegar juntos





Sexo & Salud
Por Carlos Vicente Torrealba
Twitter: @cartorrealba

La locura de llegar juntos

Siempre que me invitan para que hable sobre la sexualidad humana, ya sea en un congreso, simposio o  en una reunión de amantes del sexo o hasta en una agradable despedida de solteras, hay una pregunta clave que en todas estas partes me hacen los participantes y es sobre el orgasmo simultáneo.

Para mi punto de vista, lo rico del orgasmo  es que debe de ser espontaneo y casi siempre debe de venir  por casualidad, eso es precisamente lo rico de él y sobre todo que muy pocas veces se da. Lamentablemente la mitología urbana ha hecho del orgasmo simultáneo un mito que ha producido más daño en la psiquis de la gente y en las relaciones de parejas que beneficio a estas.

Entre la mitología urbana se cree que el orgasmo simultaneo debe de ser un gran esfuerzo, tener una súper concentración, el poder  sobre el  control de las sensaciones para coordinar con la pareja el momento justo para alcanzar el orgasmo a la misma vez. Muchos se meten esto en la cabeza y como meta fundamental de la relación ya que piensan que el orgasmo simultaneo es la panacea de la satisfacción plena.
  
Lo malo es que muchos habladores de grama y que por cierto la mayoría de las veces estos resultan ser unos frustrados con su sexualidad y depredadores  de los otros señalan que “El orgasmo simultáneo favorece el sentimiento de unión y refuerza positivamente la relación”. Quizás esta sea la mayor falsedad lo único que se consigue con ese estrés de querer que en todo los encuentros sexuales sea con orgasmo simultaneo es el mayor sentimiento de desesperación,  la agonía de la  incertidumbre y la frustración de no alcanzarlo.

Muchos inexpertos y sobretodo desinformados de los sentimientos del otro piensan que si no logran tener un orgasmo simultaneo es porque su pareja no los ama, uno el orgasmo simultaneo no tiene nada que ver con el amor, no tiene que ver para nada con atendimiento y comprensión de la pareja menos con su funcionamiento en la sexualidad. Hay todavía personas que piensan que la culpa es del otro esto sí es un enorme error.

La única vía para conseguir unos buenos orgasmos es que la persona este relajada que se deje llevar por la excitación, para así poder terminar con el momento de máximo placer. Orgasmo significa descontrol. Y eso no ocurre si tenemos toda la presión de un orgasmo simultáneo.

Toda teoría es fácil, pero en la realidad termina siendo la situación más displacentera y estresante que puede haber. La atención puesta en qué está ocurriendo con el otro, y al mismo tiempo estar pendientes de las propias sensaciones, no permite sentir placer y puede generar una disfunción sexual.

La obsesión y el sobrecontrol de la emociones provoca que nos inhibamos y hace que la pasemos muy mal. La mujer puede dejar de lubricarse adecuadamente y pueden aparecer molestias y dolores. El hombre puede tener fallas en la erección, eyacular rápidamente o inhibirse tanto que no pueda eyacular.

Cada persona tiene su manera muy particular de excitarse y tiene sus tiempos, que casi siempre no coinciden con los de la pareja. Por eso que se dificulta con la especulación cronométrica para alcanzar juntos el orgasmo.

La obsesión por lograr el clímax a la vez conduce a fingir. En muchas ocasiones es una demanda de los hombres para reforzar su machismo: “yo siempre hago que con mi pareja tengamos orgasmos al mismo tiempo”, alardean. Así, demandan y exigen.

En ocasiones es una demanda de la mujer para confirmar cuánto ama al hombre y cuánto él la ama. Ellas dicen fingir los orgasmos porque se sienten demasiado presionadas y esto les impide relajarse lo suficiente como para abandonarse a las sensaciones de su propia excitación.

Un orgasmo es un momento tan placentero que, aún cuando no se alcance a la vez, se lo podría gozar plenamente. Una persona puede disfrutar de dar placer sexual. 
La experiencia y el compartir con una pareja que se quiere y que gusta pueden facilitar la reducción de los miedos y las inhibiciones. Esto facilita alcanzar el orgasmo, ya que hubo tiempo para conocer a la otra persona y generar la confianza necesaria para poder dejarse llevar por el erotismo y la excitación. Uno disfruta en la medida en que es capaz de apropiarse de su cuerpo y de sus sensaciones.

Por todo esto, ya es hora de dejar de lado la idea errónea del orgasmo simultáneo como una meta. Hay que aprender a dejarse llevar por las sensaciones y las emociones, que fluya ese deseo de encontrarse con la persona que nos estimula sin ponerse parámetros ni metas.

Hay una frase muy vieja, pero muy sabia: “relájate y goza”. Si nos relajamos, si nos dejamos llevar, si no nos ponemos presiones… Seguramente gozaremos y dejaremos gozar.

Nota: Para mayor información Unidad del Estrés la Ansiedad y las Emociones. Con el Dr. Carlos Vicente Torrealba en el Centro Cardiológico Integral Cel. 04249294891.-- 

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