Sexo
& Salud
Por
Carlos Vicente Torrealba
Twitter:
@cartorrealba
La locura
de llegar juntos
Siempre
que me invitan para que hable sobre la sexualidad humana, ya sea en un
congreso, simposio o en una reunión de amantes del sexo o hasta en
una agradable despedida de solteras, hay una pregunta clave que en todas estas
partes me hacen los participantes y es sobre el orgasmo simultáneo.
Para mi
punto de vista, lo rico del orgasmo es que debe de ser espontaneo y
casi siempre debe de venir por casualidad, eso es precisamente lo
rico de él y sobre todo que muy pocas veces se da. Lamentablemente la mitología
urbana ha hecho del orgasmo simultáneo un mito que ha producido más daño en la
psiquis de la gente y en las relaciones de parejas que beneficio a estas.
Entre la mitología urbana se cree que el orgasmo
simultaneo debe de ser un gran esfuerzo, tener una súper concentración, el
poder sobre el control de las sensaciones para coordinar
con la pareja el momento justo para alcanzar el orgasmo a la misma vez. Muchos
se meten esto en la cabeza y como meta fundamental de la relación ya que
piensan que el orgasmo simultaneo es la panacea de la satisfacción plena.
Lo malo es que muchos habladores de grama y que por
cierto la mayoría de las veces estos resultan ser unos frustrados con su
sexualidad y depredadores de los otros señalan que “El orgasmo
simultáneo favorece el sentimiento de unión y refuerza positivamente la
relación”. Quizás esta sea la mayor falsedad lo único que se consigue con ese
estrés de querer que en todo los encuentros sexuales sea con orgasmo simultaneo
es el mayor sentimiento de desesperación, la agonía de la incertidumbre
y la frustración de no alcanzarlo.
Muchos inexpertos y sobretodo desinformados de los
sentimientos del otro piensan que si no logran tener un orgasmo simultaneo es
porque su pareja no los ama, uno el orgasmo simultaneo no tiene nada que ver
con el amor, no tiene que ver para nada con atendimiento y comprensión de la
pareja menos con su funcionamiento en la sexualidad. Hay todavía personas que
piensan que la culpa es del otro esto sí es un enorme error.
La única vía para conseguir unos buenos orgasmos es
que la persona este relajada que se deje llevar por la excitación, para así
poder terminar con el momento de máximo placer. Orgasmo significa descontrol. Y
eso no ocurre si tenemos toda la presión de un orgasmo simultáneo.
Toda teoría es fácil, pero en la realidad termina
siendo la situación más displacentera y estresante que puede haber. La atención
puesta en qué está ocurriendo con el otro, y al mismo tiempo estar pendientes
de las propias sensaciones, no permite sentir placer y puede generar una
disfunción sexual.
La obsesión y el sobrecontrol de la emociones
provoca que nos inhibamos y hace que la pasemos muy mal. La mujer puede dejar
de lubricarse adecuadamente y pueden aparecer molestias y dolores. El hombre
puede tener fallas en la erección, eyacular rápidamente o inhibirse tanto que
no pueda eyacular.
Cada persona tiene su manera muy particular de
excitarse y tiene sus tiempos, que casi siempre no coinciden con los de la
pareja. Por eso que se dificulta con la especulación cronométrica para alcanzar
juntos el orgasmo.
La obsesión por lograr el clímax a la vez conduce a
fingir. En muchas ocasiones es una demanda de los hombres para reforzar su
machismo: “yo siempre hago que con mi pareja tengamos orgasmos al mismo
tiempo”, alardean. Así, demandan y exigen.
En ocasiones es una demanda de la mujer para
confirmar cuánto ama al hombre y cuánto él la ama. Ellas dicen fingir los
orgasmos porque se sienten demasiado presionadas y esto les impide relajarse lo
suficiente como para abandonarse a las sensaciones de su propia excitación.
Un orgasmo es un momento tan placentero que, aún
cuando no se alcance a la vez, se lo podría gozar plenamente. Una persona puede
disfrutar de dar placer sexual.
La experiencia y el compartir con una pareja que se
quiere y que gusta pueden facilitar la reducción de los miedos y las
inhibiciones. Esto facilita alcanzar el orgasmo, ya que hubo tiempo para
conocer a la otra persona y generar la confianza necesaria para poder dejarse
llevar por el erotismo y la excitación. Uno disfruta en la medida en que es
capaz de apropiarse de su cuerpo y de sus sensaciones.
Por todo esto, ya es hora de dejar de lado la idea
errónea del orgasmo simultáneo como una meta. Hay que aprender a dejarse llevar
por las sensaciones y las emociones, que fluya ese deseo de encontrarse con la
persona que nos estimula sin ponerse parámetros ni metas.
Hay una frase muy vieja, pero muy sabia: “relájate
y goza”. Si nos relajamos, si nos dejamos llevar, si no nos ponemos presiones…
Seguramente gozaremos y dejaremos gozar.
Nota: Para mayor información
Unidad del Estrés la Ansiedad y las Emociones. Con el Dr. Carlos Vicente
Torrealba en el Centro Cardiológico Integral Cel. 04249294891.--
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