Las Notas desde el Chinchorro Sutra
Por Carlos Vicente Torrealba
Twitter: @cartorrealba
La educación del deseo
una charla sobre “La educación del deseo” una participante me preguntó: ¿Por qué las relaciones de pareja, con el paso del tiempo se desgastan y pareciera que perdieran contenido?
Hay muchos factores desde los culturales hasta los económicos, no sin antes pasar por toda esa serie de tabúes y complejos. Desde luego que está el factor de nuestra educación del deseo, ya que nos enseñaron y aprendimos que la sexualidad humana es un bien de consumo donde podemos usar y tirar, sin casi ningún componente afectivo y con un compromiso mínimo personal, convirtiendo la sexualidad en algo banal y vacío. La sexualidad en parejas inmaduras y de cultura consumista no suelen buscar en su pareja al otro sino al cuerpo del otro, como objeto de placer nada más.
Quizás el mayor desgaste en la relación es el desconocimiento del otro y de uno mismo, ya que cada persona debe tener en cuenta además de su placer, las necesidades y exigencias de su pareja. Siempre es bueno recordar las diferencias del hombre y de la mujer: nosotros los hombres tenemos una disposición más rápida hacia la relación sexual, mientras que en la mujer el encuentro precisa de más tiempo y dedicación, afortunadamente. Nosotros podemos alcanzar el orgasmo rápidamente, pero nuestra mujer generalmente, presenta una respuesta mucho más lenta, aunque interesantemente más sostenida. De ahí es que podriamos decir que un hombre debe siempre pensar en su pareja y no en él, sobretodo de su siempre urgencia. Este debe dedicar más tiempo a su pareja sobre todo si desea que la relación sea satisfactoria y plena.
que la sexualidad femenina presenta cuatro fases bien definidas: excitación previa, meseta, orgasmo y resolución. En la primera el hombre debe estimular a la mujer por medio de caricias y besos; esto es fundamental ya que hay hombres que después de años de estas juntos a su mujer olvidan esto. Y es muy importante ya que gracias a las caricias, el organismo de ella se prepara para el acto sexual, particularmente la vagina, en la que se producen cambios de color, tamaño y temperatura y, sobre todo, se segrega un moco lubricante que facilita la penetración que se debe realizar en la fase de meseta, cuando la mujer está plenamente excitada. El hombre no debe tener prisa, pues es este el momento más agradable para su pareja, de ahí que es preferible una buena relación que muchas rápidas y sin caricias.
La meta de una relación sexual o de la sexualidad no debe ser nunca el orgasmo, ya que este es tan solo una explosión sensorial de intenso placer, que pone el clímax o culminación física, pero si hay amor y comprensión si es una meta física mental y espiritual de la sexualidad humana. Quizás la clave de la sexualidad y para que el matrimonio no sufra el desgaste y culmine en una pérdida de contenido es en esta fase de resolución, donde en la actualidad en la sexualidad mecánica contemporánea no se le da mucha importancia ya que todo se centra en el orgasmo obviando que en la fase de resolución donde está la mayor compenetración de la pareja, el de mayor contenido afectivo y humano.
La sexualidad y el dolor
personas hablan hoy en día de las relaciones toxicas, y estas en verdad existen pero muy pocos hablan de los elementos extra parejas que la excitan, motivan y multiplican.
Hay parejas, que por más problemas que existan son sólidas y esto se debe que ambos pueden visualizar esos elementos perturbadores. Pero hay otras que no ven con claridad esos elementos o peor aún saben que existen pero no hacen nada por evitarlo, su miedo paralizante o conveniente se lo impide.
Saben amigos, el mayor dolor en la sexualidad no es una penetración dolorosa para ella o para él; no es un dolor punzante en un testículo, no son los senos que duelan antes de la menstruación. El mayor dolor en el ejercicio de la sexualidad es cuando las emociones, los sentimientos son perturbados por otros y cuando estos te trastornan el deseo.
Se dice que el deseo es una pulsión que nos inclina irremediablemente hacia un objetivo irracional, o quizá más racional de lo que parece. Para algunos estudiosos, el deseo es la causa del sufrimiento mismo y su aniquilación, el secreto de la felicidad.
El deseo podría interpretarse como la pulsión de vida (Eros), la cual tiende a la creatividad. Esta fuerza inspiradora se contrapone con la pulsión de muerte (Tanatos). En este sentido, existe una suerte de equilibrio entre ambas pulsiones. La angustia de muerte podría originarse en el temor de no poder satisfacer el deseo, lo cual nos define como sujetos finitos y esta finitud se manifiesta en una pulsión interna.
El gran dolor en las parejas está sin duda alguna en el campo de las emociones y más si es por causas de la intromisión de otros que suelen hacer estragos, empezando por el deseo y atacando los afectos que han surgidos entre la pareja
Nota: Para mayor información Unidad del Estrés la Ansiedad y las Emociones del Centro Cardiológico Integral Cel. 04249294891.
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