Por Carlos Vicente Torrealba
Twitter: @chinchorrosutra
Siempre me preguntan sobre ¿Qué condiciones debe tener la pareja ideal? Aunque todas las personas han querido en algún momento de su vida poseer una pareja que fuese conocedora del arte amatorio, pero se consiguen con la pared de sus propios prejuicios, sabiendo de ante mano que son conocimientos que se pueden aprender y podemos entrenarnos en ello sin necesidad de ser unos promiscuos.
El conocimiento del arte amatorio ha sido un anhelo tanto de los hombres como de las propias mujeres. Afortunadamente la tecnología nos brinda una gran oportunidad sobre el fácil acceso a la información, pero hay que saber que todo lo que está en el internet no lleva un sello de calidad, ni siquiera de validez. Hay que saber escoger la información, ya que también hay un montón de errores o basura con sus fabulas en esa enorme autopista de la información.
Lo primero que debemos tener claro es que la sexualidad tanto del hombre como de la mujer es distinta. Es esto lo fascínate de la sexualidad, ya que hay que aceptarla, conocerla, explorarla y expresarla como tal. Si se tuviera plena conciencia de ello es que habría menos frustraciones, ya sea en la cama o en el chinchorro. Hay que tener en cuenta que la anatomía del hombre como de la mujer son diferentes; él es penetrante y ella es contenedora, de ahí que los hombres siempre seremos unos eternos invitados, y ellas nuestras exquisitas anfitrionas, donde cada género tiene preferencias y ritmos peculiares, niveles de excitación y tolerancias a la hora de vivir plenamente su sexualidad. Ahora, ¿Cómo son esos amantes ideales?, Esta es una idea sobre la mujer:
Una mujer ideal no es la que espera pasiva que el hombre sea siempre el que inicie desde las insinuaciones, los retozos, hasta el ritmo en la relación; la mujer ideal está consiente que hay que alternar las iniciativas, ya que es ilógico que sea el hombre que siempre esté decidiendo cuando ejercer la sexualidad. Ella también es corresponsable de sus sensaciones y cuando lo desee esta iniciará el contacto.
Particularmente a mí me gusta la mujer que le gusta sentirse admirada, sensual y femenina, y que no tenga metido en su hipotálamo que su único valor es el atractivo físico. Eso sí, que cuide su imagen y su cuerpo, como parte de la estética y la salud, sin tener por ello que sentirse una mujer objeto, menos un jarrón de depósito. Me gusta una mujer que sea seductora y disfrute empleando el lenguaje no verbal de su cuerpo, como un elemento erótico más de su arsenal. Me gusta la mujer que sabe humedecerse los labios cuando empieza una discusión y le pone fin a esta con una mirada suave, sutil e insinuadora.
La mujer ideal es la que propone fantasías sexuales a su pareja, ya que ha aprendido a vivir con libertad su sexualidad, sin miedos ni culpabilidad. La mujer ideal es la que ha sepultado los tabúes y entiende que expresar sus gustos y preferencias sexuales, la dignifica como persona y fortalecen esos lazos afectivos con su pareja, ya que cada uno a la vez se vuelve cómplice de los anhelos del otro.
La mujer ideal, es aquella que no espera rendidamente a que uno adivine sus zonas erógenas o lo que le gusta, aunque uno sea un explorador por excelencia, ella sabe comunicarse con uno y hablar abiertamente de la sexualidad, comprendiendo que el deseo sexual es algo que se trabaja, y que no es necesario tener ganas para compartir unos instantes de afectos y sexo con la pareja. La mujer ideal siempre tiene cierta disposición a la intimidad.
La mujer ideal es la que sabe decir no sin mentir cuando no le apetece el sexo. Es la mujer que no necesita fingir un orgasmo, porque sabe explicarle que requiere de más estimulación para conseguirlo. Concibe el autoerotismo como una expresión normal de la sexualidad, que no es incompatible con desear plenamente al otro.
Los amantes ideales son las parejas que se cuidan y ejercitan en el arte milenario del sexo con amor y del amor que se expresa a través de los cuerpos.
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